| mix&mis |
OÍDOS SORDOS AL CLAMOR DE DOS ESCUELAS
DESIDIA
Hace dos años que el edificio donde funcionan las escuelas para bebés y chicos down, autistas e Hipoacúsicos está sin calefacción, cocina ni agua caliente.
La situación de medio centenar de escuelas porteñas ante el frío invernal y otras inclemencias es tan lamentable que hasta TN y Canal 13, que antes de los fastos del Bicentenario se mostraban poco proclives a ventilar cuestiones irritantes para el Gobierno de la Ciudad, se han lanzado a hacer un inventario de sus cuitas, a fin de recuperar credibilidad.
Sin embargo, no se han ocupado todavía de dos escuelas, únicas en su tipo, que funcionan en el mismo edificio, una para bebés y chicos con trastornos de desarrollo, y otra, mayor, para niños sordos. Ambas eran hasta hace dos años un orgullo de la comunidad educativa. La falta de gas en ellas clama al cielo, pero ese clamor no es escuchado en Bolívar 1.
Se trata de las escuelas especiales Nº 27 y Nº 29, que tienen sede en el edificio que ocupa casi toda una manzana en el barrio de Monte Castro. Hace dos años, la gran caldera central que las calefaccionaba a través de una extensa red de cañerías, se rompió. Y aunque el Gobierno porteño dijo haber hecho una licitación y, de hecho, una empresa privada comenzó a repararla, así como llegó, pasado un mes, esta empresa se marchó, dejando la caldera inservible, tras informar que la Ciudad no le había pagado.
En los últimos días, la arquitecta encargada de la infraestructura del área volvió a decirles a los docentes que es inminente la solución del tema tras el llamado a una nueva licitación. No se trata de una suma millonaria (las cotizaciones de la anterior oscilaron en torno a los 120 mil pesos), pero la existencia de anuncios similares en los últimos meses obliga a mantener la prudencia, razonó la misma docente que informó del hecho a Noticias Urbanas y confirmaron dos padres de la cooperadora de la Escuela 27, Osvaldo, ex presidente y actual tesorero, y Carlos.
La escuela Nº 29, especializada en niños hipoacúsicos o con discapacidades auditivas, es muy antigua, decimonónica, y lleva el nombre de quien la fundó en 1900, el Dr. Osvaldo Magnasco. El edificio ubicado en la calle Chivilcoy, casi Elpidio González, fue proyectado en épocas de la dictadura para ser su sede luego de décadas de nomadismo.
Se trata de una mole de cemento y vidrio dotado de calefacción central a partir de una enorme caldera y extensas y ramificadas cañerías, que fue inaugurada en 1985 por el presidente Raúl Alfonsín.
Tan grande y confortable parecía entonces el edificio, que el gobierno del intendente Julio César Saguier fundó en él la escuela de Educación especial Nº 27 Dra. Lydia F. de Coriat, especializada en bebés y niños con trastornos de desarrollo, como, por ejemplo, el síndrome de Down o diversos grados de autismo.
Ambas son muy requeridas por su excelencia, no sólo por los habitantes de la Ciudad sino también del conurbano, incluso del tercer cordón (a los padres de los alumnos, si son pobres, la cooperadora les paga el transporte), alcanzando la matrícula de la escuela Nº 29 los 180 alumnos en ambos turnos, matutino y vespertino.
El no va más de la caldera se produjo hace casi dos años, cuando una especie de geiser de agua caliente rompió el piso e inundó la planta baja, recordó una docente del gabinete materno-infantil de la última escuela. Desde entonces, Metrogas cortó el fluido, por lo que el edificio no sólo quedó sin calefacción sino también sin cocina. Y aunque la falta de calefacción trató de suplirse con caloventores, y la de la cocina con viandas, la situación atentó y atenta contra la cotidianeidad de unas escuelas que incluso, como sucede en el caso de la Magnasco, de lunes a viernes tienen alumnas con régimen de internado.
No se trata sólo del frío y de la falta de comida caliente, sino también de la falta de agua caliente en los baños, enfatizó Osvaldo, ex presidente y actual tesorero de la Cooperadora de la Escuela Nº 27. “A nuestra escuela vienen chicos de 45 días a los que hay que cambiarles los pañales, y los problemas no se restringen al agua caliente: las docentes se están manejando en su baño con tachos y baldes”, agregó.
A petición de Osvaldo y también de Carlos Muñoz, otro miembro de la cooperadora, NU se hizo presente en esta escuela, pero su directora, Fernanda, cortés pero tajante, se negó a proporcionar información, explicando que había sido advertida que, de hacerlo, sería sumariada. Un ambiente de comprensible temor se expandía el martes entre los docentes al mismo tiempo que lo hacía la noticia de que el ministro Esteban Bullrich había decido no renovar los contratos de unos cien “técnicos” que se desempeñan en áreas de inclusión social, infraestructura escolar, currícula y evaluación, al mismo tiempo que dispuso drásticos recortes de los haberes de otros.
En esta situación, tampoco la vocera de Bullrich estuvo en condiciones de responder cuándo se iniciarán las obras de reparación de la dichosa caldera. Juliana Zugasti dijo que “Andrés Ibarra se está yendo (de la Dirección de Infraestructura), estamos en pleno recambio, y necesito que me des un poco de tiempo para contestar”. Ibarra se está yendo, pero no al llano sino al Ministerio de Hacienda, con la bendición de Rodríguez Larreta.
Muchos diputados opositores consideran que la ola de despidos encubiertos es una maniobra para presionarlos para que voten a favor del incremento de los ingresos brutos. En este contexto, claro, el tema de la caldera parece una minucia. Lástima que no lo sea para los niños que necesitan cuidados especiales.
Fuente: NU. Por Juan Salinas
| + | mix&mis | + |
this widget by www.AllBlogTools.com
Detecta y traduce automáticamente al idioma del visitante